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Mostrando las entradas de febrero, 2024

DE LO QUE DESEAMOS Y NO PODEMOS OLVIDAR

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  DE LO QUE DESEAMOS Y NO PODEMOS OLVIDAR Hay cosas que no te debía, pero que me pediste y decidí cumplir. Aun así, quiero recalcar que esto no es un acto de amor, sino de perdón. De perdonarte a ti, pero más perdonarme a mí; Ahora, aunque suene difícil de creer, puedo dormir ocho horas, desayunar a tiempo y no olvidarme de la cena cada noche. Créelo cuando lo digo, ahora puedo leer un libro antes de dormir… perderme entre sueños y descansar al fin. Al fin, cariño, descansar. Porque, después de tanto, dejé de sentir el peso de la consciencia, porque sé qué, entre todas las cosas, alejarme fue lo correcto. Y lo que más me pesa, entre tanto bienestar, es que solo lo he conseguido gracias al peso de una mentira. Porque en realidad, aún me duele. El extrañarte y que no estés cerca. Mi mente es cobarde y traicionera; jura odiarte y no añorar tus besos o ver tu sonrisa, pero en el fondo, en lo más recóndito, sigue conservando una pizca de esperanzas del glorioso futuro. Nuestro futuro, e...

Carta 2 (12 de Agosto)

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  12 de Agosto del 2023 Bogotá, Colombia Querido mío: Esta tarde releí la carta que te he escrito y no puedo soportar la idea de que tú no vayas a hacerlo. Es doloroso que todo esto que siento tenga que quedarse en mi pecho, cuando debería estar contigo. Sé que lo entiendes, porque también desearías que tus canciones lleguen a los oídos correctos. ¡Me duele profundamente el alma, querido! Es una injusticia para los dos, no es posible que estemos ahora, en este momento, tiempo y espacio, pero que así mismo seamos tan distantes. No quiero seguir despertando con el lado vacío de la cama, ese, tu lugar. Te lo pido de nuevo, reclama con ímpetu lo que por derecho es tuyo; que en todo caso sería yo. Quiero saber si algunas noches sueñas conmigo y si por el día te preguntas quién soy. Yo lo hago, querido, sueño contigo y me duele el cuerpo porque sigues distante y me despierto justo cuando tus ojos recaen sobre mí. ¿No es una tortura? Preferiría no soñarte y que la añoranza de «nosotros» m...